La mañana en Aguilares, que debía ser de fútbol, terminó otra vez manchada por la violencia. El duelo entre Jorge Newbery y Sportivo Guzmán, correspondiente a la cuarta fecha de la Zona 8 de la Región Norte del Regional Federal Amateur, fue suspendido tras un grave incidente que volvió a exponer el costado más oscuro del fútbol tucumano.
El hecho ocurrió cuando el equipo arbitral, encabezado por Axel Santillán, junto a los asistentes Sebastián Romano y Lautaro Condorí, se disponía a ingresar al campo de juego para dar inicio al segundo tiempo. Desde la tribuna local, una bomba de estruendo cayó entre los árbitros. El estallido fue tan fuerte que Romano resultó el más afectado, sufriendo un cuadro de presión baja y un fuerte zumbido en el oído.
“Estoy un poco mejor, pero todavía aturdido. La verdad que nos explotó en los pies, al policía y a mí. Fue suerte que no pasó a mayores. Si le hubiera pasado a un jugador, podría haber sido peor”, relató el asistente, visiblemente afectado, tras recibir atención médica y ser trasladado al hospital para los controles correspondientes.
El encuentro permaneció detenido durante más de 30 minutos, hasta que finalmente fue suspendido por el árbitro principal. Sin embargo, los incidentes no terminaron ahí: los disturbios se trasladaron a las tribunas y luego al campo de juego. La policía intervino con gas pimienta y balas de goma, lo que generó pánico y descontrol entre los hinchas y jugadores.
Hasta ese momento, el partido era de trámite parejo, con pocas situaciones de peligro y un 0 a 0 justo. La única modificación había sido el ingreso de Matías Olea por “Pilo” Albarracín a los 42 minutos del primer tiempo.
Ahora, el Tribunal de Disciplina del Consejo Federal de AFA deberá tomar intervención y determinar las sanciones correspondientes.